lunes, 8 de agosto de 2011

Edipo rey - Sófocles

Por regla general los temas de las obras trágicas no enfrentaban al espectador con una historia nueva; por el contrario, salvo raras excepciones, los personajes y las situaciones que se ponían en escena estaban tomados del repertorio mitológico y formaban parte por tanto de una tradición heredada de los antepasados, que conocían y compartían todos aquellos que asistían a la representación. El interés de la obra no dependía tanto de la novedad del relato como del modo en que se presentaba y se interpretaba un material que, en líneas generales, era ya familiar para el público.

La tradición nos permite situar al autor de Edipo Rey en un contexto histórico muy preciso: la época en la que Atenas, tras conquistar la libertad en las guerras médicas, sentó las bases de su sistema democrático, alcanzó su máximo esplendor.
Tradicionalmente, este período se considera el apogeo de un mundo clásico que muy a menudo ha sido idealizado y presentado como un todo de carácter unitario. Los estudios más modernos, sin embargo, han señalado las enormes tensiones que tuvieron lugar en este momento en el que las nuevas ideas ilustradas empezaban a socavar los cimientos de una tradición hasta entonces considerada intocable. En efecto, mientras todavía resonaban las hazañas de quienes creían ciegamente que la intervención de los dioses había sido decisiva para obtener la victoria y que, por tanto, era imposible separar la esfera política de lo religioso, hizo su aparición una nueva generación que ponía en tela de juicio las costumbres e instituciones vigentes hasta entonces, considerándolas irracionales. En el terreno espiritual esta nueva tendencia está representada sobre todo por la escuela de la sofística, que ejercía una especial atracción sobre los jóvenes. En la esfera política Pericles es, sin duda, quien mejor encarna el movimiento intelectualista de su tiempo.
En medio de este panorama Sófocles aparece como una personalidad firme y equilibrada: sin despreciar los logros de las nuevas ciencias manifiesta una fe religiosa tradicional que defiende todas las creencias populares, aunque al mismo tiempo reconoce la arbitrariedad y la cruel indiferencia con la que los dioses manejan los destinos de los hombres.

En Edipo Rey encontramos la manifestación artística de este pensamiento, que se deja ver en los siguientes elementos:

· El personaje de Edipo representa el fracaso de la razón frente a los designios de los dioses. Edipo se muestra orgulloso de haber derrotado a la esfinge mediante su propia inteligencia; algo que, como le reprocha a Tiresias, no habían conseguido las artes de los adivinos. Cree además que ha conseguido escapar del destino que le había anunciado el oráculo y a lo largo de toda la obra aparece resuelto a descubrir por sus propios medios la verdad. Sin embargo, con cada paso que da en esta búsqueda no hace otra cosa que precipitarse hacia su ruina.

· Como gobernante, Edipo, aunque en principio se comporta como un padre bondadoso con su pueblo, no es capaz de controlar su ira y se muestra irritable y desconfiado con los que le rodean. Especialmente interesante es su discusión con Tiresias en la que Edipo, en cierto modo, representa la postura de los políticos racionalistas atenienses que se negaban a guiarse por los dictados de los oráculos.

· Yocasta representa con mayor claridad aún la falta de fe. Ante los temores de Edipo, expresa abiertamente su desprecio por las profecías a las que califica de patrañas. Sin embargo, envuelta en el destino de Edipo, reconoce finalmente la verdad y, antes de confesarla se da muerte.

· La obra se cierra con una reflexión fundamental: ni siquiera aquel que parece más feliz está libre de caer en desgracia. Tal vez esta afirmación pueda entenderse como una advertencia a los atenienses de su tiempo, que se enorgullecían de los logros de su ciudad y habían dejado de sentir temor de los dioses.
Los protagonistas del relato aparecen con frecuencia a lo largo de la tradición literaria griega. Pero sin duda han sido los poetas trágicos los que han contribuido en mayor medida a nuestro conocimiento del mito. Sabemos que Esquilo presentó en el 467 a.C. una trilogía formada por las tragedias LayoEdipo, y Los siete contra Tebas, de las cuales sólo la última ha llegado hasta nosotros. Sófocles dedicó al mito de Edipo tres de sus obras: Edipo ReyEdipo en Colono y Antígona